Riesgo de avería, derroche energético y ruidos
Riesgo de avería, derroche energético y ruidos
Los «crujidos» que la calefacción puede hacer en ponerla en funcionamiento les causa el aire que hay en el interior de las tuberías por donde debe circular agua y nada más. El aire también podría acumularse de manera muy concreta en uno de los radiadores, en forma de bolsa de presión. Existe el riesgo de que ésta pudiera llegar a dañar uno de los módulos, en el peor de los casos. Realizar esta tarea de purga muy rápida y nada costosa, es más importante de lo que puede parecer.
El otro motivo que hace necesaria esta revisión antes del invierno es, evidentemente, una disminución de la eficiencia calorífica de los radiadores. El aire acumulado puede hacer que una parte de los módulos no se calienten y por mucho que tengas la caldera en funcionamiento, tal ves que, o bien una parte o todo el radiador no se encuentra caliente. Este problema hace que no se aproveche suficientemente el calor del agua caliente que sí circula por las tuberías pero que no llega a ese radiador que deja, pues, de ser eficiente.
¿Cómo se purga un radiador?
¿Cómo se purga un radiador?
Es una tarea que tu técnico de confianza llevará a cabo con total seguridad de manera muy eficaz y rápida.
Comenzará para poner en marcha tu calefacción abriendo la válvula de paso de agua en el circuito. Controlará la presión y cuando haya llegado a 1,5 bares, la cerrará y procederá a revisar todos los radiadores.
Cada radiador tiene una llave de purga en su parte superior que, girándola, quedará abierta. El técnico dejará ir todo el aire y la cerrará cuando empiece a salir agua del circuito. Esta operación debe hacerse con todos los radiadores y con el toallero del baño en el caso de que forme parte del conjunto de la instalación de tu calefacción. Hay que remarcar que a menudo es en estos toalleros donde se acumula el aire que se encuentran más elevados que el resto de radiadores.